Era junio de 2020 y se escuchaba el sonido de los respiradores en la unidad de cuidados intensivos. Jorge se encontraba delicado, el Covid-19 lo conducía hacia la muerte, pero un sueño más grande lo mantenía con ganas de vivir, un sueño llamado cerveza.
Jorge y su familia se han dedicado por tres generaciones a elaborar esta bebida. Su bisabuela inició el negocio en España. Tiempo después, en Ibagué su abuela continuaría con la tradición y a su vez, le enseñaría a Jorge cuando este iba en vacaciones a visitarla. Así nació su gran amor por la cerveza.
Él era un chico común y corriente, al cual le encantaba “arreglarle la vida a la gente” según sus propias palabras. Sus padres querían verlo estudiar Ingeniería Química, pero se decidió por Economía mientras seguía trabajando en el negocio familiar.
Al principio fue tan informal que ni siquiera tenía nombre. La preparaba en la cocina de su casa y se encargaba de venderla en las fiestas. Algunas personas lo admiraban y otras lo veían como una “mala influencia” para los jóvenes. A pesar de esto no se detuvo, siguió luchando y logró pagar su carrera universitaria gracias a las borracheras de sus compañeros.
Una de las grandes dificultades que afrontó fue la monopolización de la cerveza por parte de Bavaria en los años 90. Muchas empresas productoras quedaron en desventaja y ante la falta de igualdad, tuvieron que cerrar sus fábricas o venderlas a su némesis. La pequeña compañía de Jorge no fue la excepción, en varias ocasiones le ofrecieron comprar su negocio, pero él se negó y continuó firme trabajando como independiente.
Tiempo después pudo terminar sus estudios, para ese entonces se encontraba laborando en Ecopetrol, pero sentía que no era su lugar en el mundo y en un acto de osadía decidió presentar su hoja de vida a Bavaria. Allí trabajó durante 8 años hasta que la empresa fue comprada por una multinacional y, con el cambio de dueños, Jorge decidió renunciar para volver a lo que él llama su “Génesis”: su cervecería.
¿De verdad lo estás pensando?
Todas las personas cercanas a Jorge vieron este cambio como una locura al dejar un trabajo estable para dedicarse a un negocio incierto, pero fiel a su instinto y en busca de sus sueños siguió adelante con su proyecto.
Ocho meses antes de la pandemia decidió radicarse en la vereda Apiay de Villavicencio, donde empezó a fabricar la cerveza con su marca y logo personal: La Birra CraftBeer.
Pasó unos meses trabajando con normalidad hasta que el gobierno ordenó el confinamiento y prohibió la venta de licor en el país. Ante esta situación, Jorge decidió mantener abierto su negocio al público y seguir comercializando su producto a domicilio, de manera ilegal.
“El saludo de la muerte”
Tras la visita de un amigo, Jorge empezó a presentar tos y problemas respiratorios, por lo que debió ser internado en urgencias. Estuvo hospitalizado, sufrió una falla orgánica; sus pulmones no aguantaban, no controlaba esfínteres. Moría lentamente, pero solo pensaba en levantarse de esa cama e ir a su cervecería.
Luego de 41 días de angustia salió del hospital; pero debió hacer terapias para hablar, respirar y caminar; tampoco podía ir al baño por su cuenta. Se movilizaba en silla de ruedas y llevaba una máscara de oxígeno. “Fueron momentos muy extraños para mí, me sentía inútil”, comentó.
Decidió volver a la cervecería, pero se encontró con un terreno abandonado, litros de cerveza podridos e inservibles. Entonces tuvo un ataque de ira, tomó un destornillador que estaba en una mesa y lo enterró en el tanque de oxígeno.
¿Murió?
Fue un ciclo infernal, pero su cuerpo entendió que su momento no había llegado aún y él no se iba a ir. Luego de muchas terapias y esfuerzo físico consiguió levantarse, procedió a tirar toda la cerveza dañada y empezó a trabajar de nuevo. Jorge y La Birra CraftBeer, volvían a ser uno solo renaciendo de las cenizas como el ave fénix.
Desde entonces Jorge sigue en la vereda Apiay de Villavicencio a cargo de La Birra CraftBeer, dándole a todos esos amantes de la cerveza artesanal un motivo más para salir de sus casas un sábado en la noche y deleitarse con un producto hecho con la vida, lleno de ilusiones, sueños y deseos.
Actualmente, Jorge es el productor de cerveza número uno del Meta. En junio de 2023 organizó el primer festival cervecero en Villavicencio, BeerLlavo Festival, el cual contó con la participación de 23 marcas colombianas de cerveza artesanal y dejó más de 200 millones de pesos en ventas, según cifras arrojadas por la Alcaldía de Villavicencio.
Durante esos tres días, los villavicenses disfrutaron de conciertos, gastronomía artesanal, muestras culturales, desfile de modas, fútbol europeo en pantalla gigante y por supuesto del sabor de las mejores cervezas del país. Este evento se realizó con un enfoque social, promoviendo el cuidado del medio ambiente y el aprovechamiento de residuos reciclables.
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