Siempre innovador, creativo, resiliente y observador... un verdadero emprendedor identifica oportunidades de negocio y las cristaliza con apoyo institucional o sin él.
Las abejas africanizadas no atacan por atacar, se defienden con fuerza. Tal como hizo Laura, quien decidió cultivarlas a los 19 años, en plena pandemia, para encontrar sustento económico en tiempos desafiantes.
Laura Julieth Muñoz Cubillos es una joven de estatura media, piel blanca y cabello rizado. Cautiva con su encantadora actitud cuando da la bienvenida en su «Apiario Yerbabuena», a escasas cuadras del parque central de Acacías, Meta.
En el establecimiento se percibe un ambiente fresco, limpio y acogedor. El aroma a miel impregna el lugar; y la decoración es un deleite visual, que se destaca por las abejas tejidas en crochet de diferentes tamaños.
En la sabana del municipio se encuentra una pequeña estancia donde produce la miel. «La finca de mis padres, para mí es el lugar seguro, donde puedo relajarme, poner en orden mis pensamientos y renovar mis energías, porque no ha sido fácil ejercer en este oficio», menciona Julieth con voz melancólica.
Allí creció la joven, con una infancia tranquila lejos del bullicio y de los problemas que a menudo se encuentran en la ciudad. A partir de sus 8 años, empezó a tener curiosidad por los animales, en especial por las «abejas», ya que, desde niña observaba a sus padres y demás personas cuidándolas.
“Escuché a mi padre contratando un experto en cuidado de abejas africanizadas. Yo veía cómo hacía su trabajo y se me ocurrió decirle a mi padre si me permitía aprender de este oficio para que después me diera trabajo. Y cuando aprendí cuidaba las abejas por hobby sin cobrarle a mis padres, relata Laura Julieth entre risas.
Su proyecto se centra en el cuidado y preservación de esta especie de abejas, conocida científicamente como APIS melífera y de las que obtiene múltiples productos: además de que la miel y el polen son altamente beneficiosos; al procesar la primera produce los jabones de miel con avena, miel con cacao e incluso vinos deliciosos. Asimismo, como quedan residuos que, al momento de la extracción, estos se convierten en cera con la que forja velas decoradas, de exquisito aroma natural y libre de tóxicos. También dispone de otros productos que comercializa por encargo.
Para hacer crecer su emprendimiento, Laura se postuló al programa «Yo compro Acacías», una iniciativa de la alcaldía la cual brinda apoyo a emprendedores locales, permitiéndoles darse a conocer y contribuir a la reactivación económica del municipio.
También formó parte del programa «Créame» de Ecopetrol. Que le brindó apoyo económico, acompañamiento durante un año y orientación para participar en ferias empresariales.
Laura Julieth es un ejemplo inspirador para, jóvenes emprendedoras, quienes desean forjar un camino en su región y contribuir a la reactivación económica ya sea a nivel local o nacional. Su pasión y entusiasmo, la impulsaron a hacer su sueño realidad, lejos del paradigma de que solo los hombres puedan desempeñar el oficio de ser apicultores.
El brillo de los accesorios
En la ciudad de Villavicencio, donde la abundante fauna y flora silvestre hace eco en el corazón de sus habitantes, vive una joven carismática y llena de ideas poderosas, Yeisy Dahiana Briseño Orjuela.
Antes de estudiar Comunicación Social en la Universidad Minuto de Dios, su aspiración de convertirse en emprendedora exitosa la llevó a proyectarse desde los 15 años. cuando Inició vendiendo postres a sus compañeros del colegio, actividad que le proporcionó sus primeros ingresos.
No obstante, soñaba con su emprendimiento de vender accesorios: desde elegantes cadenas con diferentes estilos, hasta delicados aretes y anillos con diseños únicos y variados.
A pesar de las adversidades, lo logró y ahora tiene su emprendimiento soñado. Es una tienda virtual que complementa con una mini tienda en Barranca de Upia. KORIS es un ingenioso juego de palabras que «relaciono con arcoíris, brillo, empoderamiento y luz», expresa Yeisy.
Su madre, Hasbleidy Orjuela, una mujer fuerte y solidaria, fue su principal apoyo pues le brindó el respaldo necesario para establecer una base financiera sólida y darle vida a su tienda de accesorios.
Yeisy ha trabajado durante dos años en su negocio y, aunque ya cuenta con dos empleados, afirma con un rostro esperanzador y resuelto: «no he alcanzado el objetivo que me propuse con él, estoy tratando de tener un capital para que el emprendimiento pueda avanzar, ha sido un tiempo lleno de aprendizaje y desafíos».
Actualmente, su prioridad es crear contenido cautivador y compartirlo en las redes sociales. «Es algo complejo, requiere una mayor responsabilidad en el trabajo, siendo constante y manteniendo disciplina con las publicaciones en las redes sociales para promocionar los accesorios», menciona la joven.
Su proyecto es expandirse y efectuar ventas internacionales, además, establecer múltiples locales en distintas sedes. Cada tienda será un reflejo de su creatividad y pasión por su emprendimiento. El objetivo principal no es simplemente obtener ganancias, sino generar empleo. Además, planea contar con instructores para brindar capacitaciones a los trabajadores relacionados con el ámbito de la creación de accesorios.
En el camino de los sueños
Independiente de que se desenvuelvan trabajando entre joyas o en medio de abejas africanas, estas dos emprendedoras son ejemplo de un potencial aprovechado por quienes se aventuran a explorar un mundo lleno de desafíos.
Con pasión, esfuerzo y apoyo, se pueden superar los obstáculos y lograr los sueños, incluso en un entorno desafiante. Tal como decía Steve Jobs: «El emprendimiento es el camino hacia la realización de sueños, y debemos alentar a los jóvenes a soñar en grande y perseguir sus metas con pasión».
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