Por: Sara Montenegro Penagos.
El nuevo Parque Ecoturístico Urbano Cerro de Colores, es una propuesta liderada por Julio Rueda, con los jóvenes de resocialización que decidieron dejar la delincuencia, el expendio de droga o comandar las líneas invisibles en los barrios marginados y estigmatizados de la comuna dos como Las Colinas, San José, Libertadores y La Salle para transformar el sector en una nueva forma de turismo.
“Ha sido difícil emprender la iniciativa porque los muchachos tratan de olvidar un pasado, pero hay otros que aún no lo han hecho y estos han intentado sabotear el proyecto”
El proyecto está conformado por más de 15 muchachos de la zona motivados por sus familiares e hijos, con el apoyo del colectivo Hacia un Mismo Camino, la fundación Potencia y más de 40 voluntarios, los cuales trabajan juntos todos los sábados de 8:00 a.m. hasta el medio día para brindar una calidad de vida a sus seres queridos y a la comunidad en general.
“Ha sido difícil emprender la iniciativa porque los muchachos tratan de olvidar un pasado, pero hay otros que aún no lo han hecho y estos han intentado sabotear el proyecto. Es ahí donde los muchachos del proceso de resocialización han tenido que ser muy firmes en sus ideales para seguir en la lucha”, manifiesta Julio Rueda.
Karem Beltrán voluntaria del colectivo Colinas Transformando Vidas afirma que: “He visto el avance del lugar y de los que viven allí, ellos todos los días se levantan a ver qué sendero pueden mejorar, en dónde pueden trabajar. Esto es conocer al ser humano detrás de su pasado, es una oportunidad para otras personas de salir adelante y es muy gratificante vivir esa experiencia”.
El recorrido que poseen por el momento, se llama ruta tres pozos, pueden ir entre 8 a 10 visitantes por guía turístico, incluye desayuno, seguro turístico, entrada al parque y la oportunidad de conocer los murales y las historias que contienen los barrios y por supuesto disfrutar de la fauna, flora y baño en tres pozos de la zona, por un valor de 25 mil pesos.
"De seguro transformará la vida de muchas personas, he visto el avance del lugar y de los que viven allí, ellos todos los días se levantan a ver qué sendero pueden mejorar, en donde pueden trabajar”
María Martínez y Alfonso Guayaza, una pareja que creció en el barrio Las Colinas revelan que esperan que el barrio vuelva a ser como antes; una zona sana, libre de conflicto y menos como referente de peligro en Villavicencio, para que puedan crecer y emprender todo tipo de profesionales con nuevas oportunidades.
Según Karem Días el colectivo tiene como nombre Colinas Transformando Vidas y su principal objetivo es cambiar la vida de muchas personas, trabajando de corazón y con las uñas, desde el recaudo de recursos a través de la venta de sánduches o hasta el apoyo recibido en su fondo de recaudaciones en Vaki.
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