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La oscura realidad de las chicas webcam

Actualizado: 28 ago 2020

Escrito por: Yesika Daniela Triana


Eructar, pedir shows en privado con animales, jugar con sus secreciones, insertar objetos por sus cavidades anal o vaginal, vomitar entre otros actos o aberraciones son las peticiones que los usuarios en su mayoría extranjeros piden a las modelos.

Según Olga Márquez, psicológicamente las personas que trabajan como webcam modifican la percepción de la realidad, viven bajo su propio imaginario desarrollando un aislamiento social y posiblemente una “Cyber adicción”.


“Este trabajo es de astucia y actuación, cada día es un performance diferente, muy seguido se finge delante de la cámara muchas cosas…”

Paula Daniela Orjuela González, conocida como pussyriot666, tiene 24 años y vive en la ciudad de Bogotá. Conoce esta industria desde hace 4 años, pero desde hace 8 meses ejerce según ella con disciplina su profesión, trabaja para un estudio, pero por la situación del COVID – 19 transmite desde su casa.


Además de ser modelo tiene su negocio de ropa y accesorios fetichistas llamada LA DARK la cual nació aproximadamente hace 2 años, sus clientes potenciales son otras modelos webcam para las cuales confecciona las indumentarias para sus shows.

Daniela señala que le pagan por ser ella “me considero una persona desinhibida, me gusta ser yo, por eso decidí ejercer este trabajo, tienes que ser dedicada si quieres ganar dinero, entre más horas transmitas, más ganas, acá no hay un mínimo o un básico”.


Según lo que conoce Orjuela, “ser modelo webcam, es un mercado en el cual encontrará de todo un poco, es para todos los gustos, se puede encontrar el prototipo de mujer delgada y delicada, como la señora con obesidad mórbida, es otro mundo y hay para todos los gustos”.


Este trabajo es de astucia y actuación, cada día es un performance diferente, muy seguido se finge delante de la cámara muchas cosas, añade Orjuela González.


En medio de este mundo las webcams aprenden a analizar a sus clientes, sus preferencias, gustos y fetiches para poder satisfacerlos de la mejor manera. No todo es sexual, a veces es conversar, bailar o simplemente escucharlos.


“Ser modelo Web Cam es un mercado en el cual encontrará de todo un poco, es para todos los gustos…”

Anécdotas mientras estaba transmitiendo


Orjuela comenta que “hace 3 años un usuario entró a mi sala y me pidió que me masturbara viendo videos porno donde estuviera una monja y cura teniendo sexo, que escuchara música sacra y que me masturbara con una camándula, ese día me pagaron muy bien”.


Según la psicóloga Olga Márquez, “esta conducta posiblemente puede ser un trastorno parafílico fetichista, el cual se encuentra en el DSM-V pero para poder diagnosticarlo debe cumplir ciertos criterios clínicos y se debe realizar una prueba psicológica previa, seguida de algunos test”.

Daniela comenta sobre las Sissy, son hombres que nacieron sin órganos sexuales femeninos, pero con rasgos de identidad psicológicos, ellos quieren ser sirvientas, sentirse sumisas, sexys y usadas, feminizan su comportamiento y apariencia física todo lo posible.


Según el sociólogo, magíster y doctor en antropología, David Leonardo Quitian, “estos actos permiten que las personas exploren su libertad, sin parámetros o limitaciones, pueden ser ellos mismos dentro de dichas salas, explorando los límites de la humanidad en una sociedad que todo lo coacta”.


Orjuela nos narra una experiencia con una sissy: “él estaba vestido con un traje de sirvienta, con medias en látex, me pidió que entrara en su sala virtual, empezó a masturbarse, a golpearse los testículos, introducirse objetos en su ano y me pedía que lo insultara”.

Según comenta Yirmer Chara, psicólogo clínico, “esta conducta podría ser un trastorno ya sea parafílico – travestismo o disforia de género las cuales se pueden encontrar estipuladas en el DSM-V pero para poder hacer dicha aseveración se tiene que realizar una valoración psicológica, en conjunto con test de pruebas proyectivas o de personalidad para dar con una posible patología”.


En esta sociedad, como lo manifiesta el doctor en antropología de doble moral, está mal visto el trabajo de estas mujeres u hombres ya que según las creencias religiosas “desde la cual se vislumbra una imagen limpia del cuerpo como una entidad sacrosanta que no se debe alterar ni modificar porque ofende “el orden natural de las cosas” porque atenta contra “la perfección de la creación”, añade Quitian Roldán.

En conjunto con lo anterior, Quitian nos menciona que en el mundo de las modelos webcam “se maneja un nicho de Biopoder desde el centro que es el gobierno, la economía y la religión, la que es una metodología de dominación y sujeción ejecutoriada por los aparatos del Estado: la escuela, la iglesia, el ejército y últimamente los medios de comunicación de masas”.


“…las personas exploren su libertad, sin parámetros o limitaciones, pueden ser ellos mismos dentro de dichas salas, explorando los límites de la humanidad en una sociedad que todo lo coacta”

Clasificación de Daniela Orjuela sobre su labor


Orjuela nos indica que “ser modelo webcam es una de las categorías del trabajo sexual, al igual que la pornografía, la prostitución; ya que trabajamos con nuestros cuerpos por medio de aparatos electrónicos, la única diferencia es que nosotras decidimos qué hacer “.

Esta joven de 24 años se define como una prostituta virtual ya que recibe dinero a cambio de servicios sexuales, que aunque no sean físicos, los hace vendiendo su imagen, utilizando su cuerpo y saciando necesidades de otros.


Esta definición la refuerza la psicóloga, Máster en Salud Sexual y Reproductiva Enith Franco, la cual comenta “que dichos conceptos dependen del contexto cultural y la definición que se tenga al respecto, pero una prostituta es aquella persona que realiza un intercambio de favores sexuales, de actitudes o conductas sexuales a cambio de dinero”.


“Ser modelo webcam es una de las categorías del trabajo sexual…”

En este contexto existen oficios milenarios que han sido normalizados por esta sociedad doble moral en la cual vivimos como es el caso de las damas de compañía, las prepagos entre otras.


Quitian Roldán añade que “estos oficios milenarios “como la prostitución y sus variantes modernas como las escorts (prepagos, “damas de compañía”), las “stripceras”, “coperas” son consideradas desviaciones o anomalías tolerables, siempre y cuando no atenten contra el orden establecido; por eso se confinan a lo escondido, clandestino y restringido”.

El sexo se convierte en una industria cultural “gracias al mercado editorial (Playboy a la cabeza) y la pornografía, industria que suaviza los imaginarios, introduciendo soluciones a los cambios sociales y al surgimiento de nuevas necesidades, expresados en nichos de mercado como las modelos webcam que integran discreción, tecnología y accesibilidad”, añade el doctor en antropología.


Camila Martínez (Alias Sara Lin)


Camila Martínez Moreno, de 25 años, es madre soltera y vive en la ciudad de Villavicencio, transmite desde el estudio donde trabaja ya que por la situación de aislamiento obligatorio que vive el país, está como interna.


Martínez desde hace 5 años se dedica a esta profesión y comenta que su tiempo de conectividad varía según su estado anímico: “Algunos días me puedo conectar 4 horas como también 14, pero mis clientes nunca se percatan de mi estado emocional, debo ser profesional ya que es mi trabajo”.

Las personas que ejercen la labor de webcam por pasar tantas horas frente a una pantalla pueden “tener algunas afectaciones emocionales, se pueden volver personas simples en el contacto físico, poco expresivas cara a cara con cierto grado de distracción, sentimientos reprimidos, emociones no exploradas pero no una patología psicológica como tal”, explica Yirmer Chara.


Una de las consecuencias que nos expresa Camila Martínez que ha tenido por ejercer este trabajo “es no poder entablar una relación estable, ya que el estigma de que somos mujeres fáciles que mantenemos relaciones sexuales con cualquiera y de manera recurrente, pero no es así”.


“Tener algunas afectaciones emocionales, se pueden volver personas simples en el contacto físico, poco expresivas cara a cara con cierto grado de distracción, sentimientos reprimidos, emociones no exploradas pero no una patología psicológica como tal"

Sergio Cardozo, sociólogo, indica que “esta percepción puede ser por el contexto social y cultural, dependiendo también de la personalidad del sujeto y la sexualización del cuerpo, en conjunto con la carga moral, un valor estetizado al cuerpo, el cual buscan un algo que pocos conozcan”.


En conjunto a esto se puede presentar a largo tiempo otra situación negativa desde el campo de la sexología.


Según Enith Franco Sexóloga “las personas que ejercen el trabajo de webcam pueden a largo plazo presentar una baja de deseo sexual, excitación u orgasmo ya que las personas que solicitan sus servicios en su mayoría no son sujetos de deseo”.


Datos en Colombia



Juan Bustos, filósofo, pionero del modelo webcam en Colombia y asesor de modelos profesionales, comentó en PORTAFOLIO que: “por ciudades y regiones, calculo que Medellín tiene la mayor participación con un 30%, Cali con un 25%, Bogotá un 15%, Eje Cafetero un 10% y la Costa un 10%”.


A esto agrega que en el país, de las 25.000 modelos que hay, el 90% son mujeres, el 5% parejas, el 3% hombres y un 2% transexuales”.

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