Escrito por: Sebastián Moreno
“Me preocupa pensar que no nos matará el virus sino la falta de instinto para sobrevivir”.
El país entero está en jaque por la llegada del COVID-19. Es una realidad que las condiciones para enfrentar esta situación en Colombia son mucho más precarias que las de otros países y también es real que quienes más llevan del "bulto" son los que viven del diario o los estudiantes que poco dinero tiene para afrontar la situación, incluyendo aquellos que no viven en su terruño y que debieron migrar para formarse.
Entre tanta situación y teniendo en cuenta que todas las universidades, colegios privados y públicos (también los rurales) del país, incluyendo aquellos que jamás habían usado una plataforma para dar soporte a sus estudiantes debieron migrar, reinventarse y re-pensarse, me quedé pensando en lo que sucedería si esto ocupa más de ocho meses. ¿Debemos cancelar nuestras vidas, debemos continuar formándonos y pensar en la virtualidad como opción?
Deslizando mi feed en Facebook, me topé con la publicación de Camilo Ángel Díaz, quien es Enfermero Profesional, Especialista en Enfermería Intensivista, Docente y Coordinador de Prácticas Profesionales del Programa de Enfermería de la Universidad del Quindío -UNIQUINDIO.
En su publicación Camilo contaba con mucho orgullo que la universidad en la que trabaja, la universidad pública -por si no sabían- había conseguido dar continuidad al calendario de práctica profesional de manera virtual, ¡Virtual en Ciencias de la Salud! Cuando pensaron que nadie se podía reinventar aparece esta gente y contra todo pronóstico nos da cátedra de adaptación.
Camilo me contó que en total son 88 estudiantes del programa de Enfermería Profesional y 20 docentes los que hacen parte de este proceso. Me dijo que todos los estudiantes deberían estar en el Hospital, Puestos de Salud o Clínicas a las que habían sido asignados, pero por cumplir con la cuarentena y las medidas de aislamiento decidieron seguir con el proceso de formación a través de una plataforma de reuniones virtuales.
Junto con la directora del programa, la magíster Patricia Londoño, organizamos un plan de trabajo y establecimos entre otras cosas: hacer análisis de casos clínicos, revisión de protocolos y guías de enfermería, revisión de patologías, revisión de procedimientos y literatura. Nuestra idea es tener algunas actividades para no dejar a los estudiantes sin conocimiento y garantizar el acceso al aprendizaje, afirmó Camilo Ángel.
Una de las cosas que más me sorprendió fue saber que algunos de estos estudiantes están en San Bernardo, Samaniego, San Pablo, Remolino, Contadero y Linares en Nariño; otros en Sucre y Santander de Quilichao – Cauca y otros en Mocoa. Muchos de estos lugares con un difícil acceso a internet y según Camilo, muchos de ellos debieron hacer un esfuerzo superior para poder tener el acceso y hacer parte del ejercicio.
Finalizando la conversación reflexioné y me quedé pensando en los y las estudiantes que estando en las cabeceras municipales de muchos municipios no han podido comprender que no es capricho de las Instituciones de Educación Superior sino que, por el contrario, es una realidad que nos cogió a 50 millones de habitantes de Colombia por sorpresa y que ahora debemos enfrentar.
Me preocupa pensar que los Millenials carecen del don de la lucha, pues ante la primera adversidad prefieren declinar, suspender, cancelar y no dar la batalla. Siento que aquí aún queda mucho por aprender y lo que más me preocupa es pensar que no nos matará el virus sino la falta de instinto para sobrevivir.
"Los Millenials carecen del don de la lucha, pues ante la primera adversidad prefieren declinar, suspender, cancelar y no dar la batalla".
A los jefes Patricia, Camilo y su equipo, ¡felicitaciones! Repensar las ciencias de la salud desde la virtualidad debe ser más complejo de lo que alcanzamos a dimensionar.
Al igual que los profes y estudiantes de UNIQUINDIO, muchos docentes y estudiantes del país también nos estamos pensando diferente gracias a la pandemia.
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