Escrito por: Alejandra Velásquez
Falta de tiempo, es el común denominador de las personas que acuden a las oficinas de Tránsito en Villavicencio, ubicadas en el barrio Los Caracoles, en búsqueda de los “famosos” tramitadores.
Allí están a disposición entre 80 a 120 gestores quienes se ganan la vida ejerciendo esta labor, aunque detrás de este oficio se esconde la realidad e historia de aquellos trabajadores.
John Andrés Peña ejerce la labor desde hace más de 34 años porque durante su juventud no aprovechó las oportunidades para el estudio. Rojas al transcurrir los años aprendió a valorar y querer este empleo.
Él manifiesta sobre la reputación de los tramitadores y opina que ellos mismos perjudicaron su prestigio; por eso tiene una frase que lo identifica: “el que obra mal, mal le va y el que obra bien, bien le va”, por eso ratifica que le ha ido bien en esta ocupación.
Por su parte, Yolanda Gutiérrez manifiesta que este trabajo es duro y a veces complicado. “Uno tiene que relacionarse con toda clase de clientela. Y súmele que también tenemos una mala reputación por culpa de otros compañeros que son deshonestos e irresponsables con los clientes”.
Para las personas como Daniel Agudelo quien ha utilizado los servicios de los tramitadores, la experiencia con este tipo de servicio no fue satisfactoria. “Decidí pagarle a un facilitador para que me colaborara a descargar unos comparendos y llevo ocho meses detrás de este hombre. No me ha dado solución, tampoco me ha devuelto el dinero y siento que he sido estafado”.
A pesar de que se presentan diferentes experiencias, los tramitadores recomiendan a la hora de buscar uno, verificar dentro del gremio, la honestidad y responsabilidad de los gestores.
Comments