Por: Tatiana Linares
Julián Felipe Romero es un joven llanero amante al aviturismo, práctica que consiste en la observación e identificación de aves en sus hábitats naturales. Actualmente tiene 16 años y pertenece al top 100 de los mejores avistadores del Meta.
Es afiliado de la Asociación de Aviturismo del Meta (Aves Meta) y miembro del club Athene Cunicularia. Esta práctica ha tomado impulso en países con enorme diversidad biológica como Colombia.
Desde hace casi cuatro años, Julián inició en la observación de aves como hobbie y hoy día, se considera líder de esta práctica, ha observado 365 especies de aves y ha fotografiado 150 de estas, especialmente en el departamento.
Tatiana Linares (T.L): ¿Por qué se interesó en la observación de aves?
Julián Romero (J.R): Es algo difícil de explicar, es una experiencia maravillosa porque por un lado te das cuenta del valor natural que tenemos y por el otro lado, es un método muy efectivo de aliviar estrés y ansiedad porque uno se relaja al salir a caminar y respirar aire puro.
T.L: Desde su experiencia, ¿cómo describe el aviturismo y hacía qué está encaminado?
J.R: Son experiencias únicas, es una forma magnifica de combinar la aventura, aprender y concienciar. Creo que está encaminado a un turismo natural y sostenible que contribuye al desarrollo social y económico de las comunidades, sin olvidar que se deben respetar los hábitats y no molestar las aves.
Colombia se considera un país megadiverso y es especial para el aviturismo porque en su territorio habitan aproximadamente 1.900 especies, el equivalente al 20% de especies del planeta, según el Ministerio de Comerio, Industria y Turismo.
T.L: ¿Considera que esta práctica es algo en lo que los jóvenes se interesan?, ¿por qué?
J.R: Creo que es un 50/50 porque no todos los jóvenes se interesan en el tema y muchos creen que es una actividad aburrida y otros ni enterados están de los clubes o grupos que hay, pero puedo decir que cuando se comienza a practicar es algo que lo marca a uno, te ayuda a madurar desde mi experiencia.
T.L: A su corta edad ha participado en diversas ponencias sobre el aviturismo, ¿en algún momento han juzgado su conocimiento sobre el tema por ser joven?
J.R: Sí, por supuesto que han puesto en duda mi conocimiento, pero en las salidas demuestro que no soy un simple aficionado y no hablo solo por mí, sino porque en esta práctica hay muchos jóvenes con un nivel más alto al de personas mayores. Nos respetamos mutuamente, vale más el conocimiento a compartir.
El departamento del Meta este año en la jornada mundial de observación de aves, Global Big Day 2021, se situó en el segundo lugar en el ámbito nacional por el registro de 520 especies, según reporte de Cormacarena.
T.L: ¿Qué se siente estar dentro de ese top 100 en el ámbito departamental?
J.R: Es un sentimiento de orgullo con uno mismo, ver que tanto trabajo de sus frutos y que los recorridos de muchos kilómetros o subidas hasta lugares con 3.000 o 4.000 metros sobre el nivel del mar, he superado miedos y ganado felicitaciones de expertos nacionales e internacionales.
T.L: ¿Qué experiencias le ha permitido vivir esta práctica?
J.R: Me ha dado oportunidades como ir a otros departamentos a hablar del tema, representar a Restrepo y el Meta, además de observar especies del Valle del Cauca, Antioquia y Risaralda, en general creo que conocer que tan pequeños somos los humanos, lo grande, diverso y hermoso que es nuestro país y el planeta.
T.L: ¿Considera que hace falta apoyo para fomentar está alternativa ecoturística en el Meta?
J.R: Hace falta un empujón más para aprovechar, en el Meta se promueve el turismo de costumbres llaneras, también deberían hacerlo con el aviturismo porque es una forma sostenible y tenemos un gran potencial.
No hay que ser experto para adentrarse en la observación de aves, eso asegura Julián y espera que más jóvenes se interesen, aprendan y apasionen porque es una forma diferente de conocer y ver nuestra región y país.
La observación de aves es importante en la conservación del medio ambiente, según la Guía de Buenas Prácticas de Aviturismo del Fondo Nacional de Turismo (FONTUR) y el MinCIT, se considera amigable con la biodiversidad, pero la incorrecta práctica puede producir perturbaciones en las especies y ecosistemas que lo conforman.
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