Por: Kelly Mariana Suárez
La crisis que pasamos como país a raíz del COVID-19 nos ha planteado múltiples desafíos. Entre tantos, cumplir con el confinamiento obligatorio para evitar la propagación del virus y actualmente mantenernos en la implementación del teletrabajo, el cual implica preparar a la sociedad para que se quede en casa.
Aunque es difícil la situación, ambas medidas apuntan a proteger la salud de todos, sin embargo, como consecuencia para un segmento de la población, el encierro puede ser complejo y significa un alto riesgo.
La violencia contra la mujer no conoce cuarentenas. Las mujeres que son maltratadas por cualquier tipo de violencia han quedado expuestas; por permanecer más tiempo con su agresor.
Debido que para muchas el “salir de casa es una salvación” pero, con la situación de la pandemia no queda sino extender la mano a las mujeres, niñas y adolescentes ya que son propensas a contraer peligros de este tipo.
En los primeros meses del año se presentaron 47 casos, de los cuales 37 corresponden a feminicidios y 10 mujeres han optado por el suicidio como una salida a sus diferentes tipos de problemas.
Aunque el 8 de marzo se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Mujer, millones de mujeres salieron a las calles en América Latina, portando pañuelos morados, alzando su voz para exigir respeto, haciendo un llamado a terminar con la violencia y el machismo. No fue suficiente.
Valle del Cauca, Antioquia, Bogotá, Santander, Atlántico y Bolívar son los lugares del país que más registran casos de feminicidios. Luego de pasar tan solo una semana se han aumentado 8,8 % los feminicidios, de acuerdo con el informe del Observatorio Colombiano de las Mujeres.
Foto tomada por: León Darío de Semana.com ¿Hasta cuándo tendremos que soportar tantas víctimas? Las mujeres merecemos respeto, igualdad e integridad en la sociedad. Sabemos que esta realidad tiene angustiadas a muchas mujeres y que lo importante para ellas es no sentirse desprotegidas.
Algunas tienen el valor de denunciar estos abusos por parte de sus compañeros sentimentales, como hay otras que aún se les hace complejo actuar ante la realidad.
No solamente callan, sino también siguen siendo sometidas al maltrato, justifican sus acciones con “Él no es así, solo tenía malgenio”, entonces, es decir que, ¿Debemos pagar los platos rotos por sus cambios de humor? ¿En realidad somos tan débiles como ellos nos tildan? creo que valemos y debemos exigir nuestros derechos para incluir la igualdad de género, y aunque se haya alcanzado grandes logros a través de la historia, se debe seguir rechazando el maltrato.
Desde una ofensa “-¡Ni una más!” Es eso lo que se comentó en la marcha del pasado 08 de marzo de 2021. Una mujer de 40 años; con sus ojos se veía la tristeza, pero también su valentía para seguir luchando por sus derechos.
Foto tomada de: Editora Antioquia
“- Luego de 11 años de un matrimonio llenos de rechazos, ofensas, humillaciones y golpes, me di cuenta que estoy con él por mis hijas, de lo contrario me hubiera ido. Estar aquí durante estos cinco meses ha sido un total desequilibrio emocional, mi autoestima ha bajado y he estado al borde de hacer un homicidio. Pero mis hijas… mis hijas son las que me detienen”.
Desgraciadamente este caso es uno entre tantos casos en Colombia que se experimentan pero la mayoría se derivan en dos opciones:
1. No son denunciados. 2. Las denuncias quedan impunes.
Foto tomada por: Cesar Melgarejo de El Tiempo
La exaltación de la violencia no es el único impacto en la sociedad, pero quizás sea un momento de meditar sobre el hecho de que esta situación que estamos cruzando en el ámbito mundial pone sobre la mesa la falta de atención que se les ha prestado a las diferentes problemáticas sociales, tales como la violencia contra las mujeres y las niñas, incluida la que se da en el ambiente del hogar.
Es por esto que tenemos que saber que existen distintitos tipos de agresiones, pero ninguno es aceptable ni mucho menos justificable.
Enfrentemos la violencia reforzando nuestras redes, en este caso apoyándonos entre todos. Hago el llamado a todas las mujeres para que se involucren; estén atentas y se orienten. Su apoyo es clave para prevenir y evitar que la violencia se vuelva también un virus.
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