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La brecha de género en el campo laboral, un abismo que no cierra y ahora aumenta con la crisis

Por: María José Uribe


Aunque muchos sean los discursos sobre el triunfo de la igualdad de género en el trabajo y algunos dirigentes políticos afirman que la brecha de empleo entre hombres y mujeres ha terminado, observamos que las cifras indican lo contrario, pues en los últimos años los porcentajes de desempleo femenino solo han ido en aumento y las secuelas de la emergencia sanitaria hicieron más notorios tales índices en nuestra nación.


Según cifras del periódico El Tiempo online, la tasa de desempleo de las mujeres llegó a un 26,2% en julio de 2020, superior en 10 puntos porcentuales a la de los hombres. Con la pandemia, tal brecha se duplicó en relación a julio de 2019, dejando a dos millones de mujeres sin empleo.


A esto, se le suma que las cifras podrían incrementar en al menos un 20.5%, que dejaría como resultado a más de tres millones de desempleadas.


Si las mujeres tenían una posición desigual respecto a los hombres en el mercado de trabajo a causa del tiempo que debían dedicar a los oficios del hogar; con la crisis sanitaria, sin duda, esta brecha se profundizó, pues a diferencia del género masculino, el femenino se vio enfrentado a una mayor carga doméstica.


El DANE (Departamento Administrativo Nacional de Estadística) indica que: “En Colombia 1,8 millones de mujeres tuvieron que dedicarse completamente al hogar mientras que solo 472 mil hombres debieron hacerlo o se dedicaron a otras actividades”.


Así pues, el aumento de trabajo doméstico no remunerado a causa de las medidas preventivas, el cierre de colegios y centros de vida que conllevaron a las mujeres a cuidar de los niños, jóvenes y adultos mayores enfermos; fue una de las principales limitaciones para mantener o buscar empleo.


El sacrificio que tuvo que hacer el género femenino frente a la crisis y a la necesidad de que alguien se hiciera responsable de todas las tareas del hogar, fue el de quedarse inactivo; el DANE, estima que al menos el 50,1% de las mujeres se vieron obligadas a hacerlo.

Foto tomada de: RPP noticias


Sin embargo, esta no fue la única razón por la que la pandemia impactó más al desempleo femenino en comparación con el masculino, pues encontramos que los sectores económicos más golpeados fueron aquellos en los que se empleaban principalmente a mujeres, convirtiéndose estas, en las mayores desocupadas con sus cierres.


Según el diario La República, sectores (que encabezan la lista de afectados) como: “El comercio, la reparación de vehículos, la administración pública, la salud, entre otros que abarcan actividades artísticas y de atención en hoteles y restaurantes; daban trabajo al 63,8% de mujeres, mientras que la misma cifra para los hombres fue solo del 34,2%”.


Pero, no podemos simplemente dejarnos llevar por los puntos porcentuales de la disparidad de desempleo que provocó la pandemia, pues las mujeres siempre han tenido menor participación que los hombres en las tasas de actividad nacional y a esto se le suma que han estado menos presentes en categorías o sectores con altas cifras de remuneración.

Foto tomada de: industriALL Global Unión


De hecho, Colombia es uno de los países de América del Sur con los índices más altos de desempleo femenino y con brechas profundas de género en cuanto al mercado laboral.


La Ocde (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) informó que mientras el desempleo en Colombia tuvo 7,5 puntos de diferencia entre los géneros; en países como Chile y Ecuador solo tuvieron 0,2 y 4,1 puntos.


Ante tal panorama, se hace difícil creer o apoyar la idea de que estábamos cerca de eliminar la desigualdad de desocupación entre hombres y mujeres, pues observamos que la carga de trabajo en oficios domésticos no remunerados (principal causa de esta disparidad), ha recaído mayormente en estas últimas.


Pero, ¿por qué las mujeres a diferencia de los hombres se han visto obligadas a asumir este tipo de labores hasta el punto en que deben sacrificar su participación en el mercado de trabajo? Resulta que, esta respuesta se encuentra relacionada con las construcciones de género en una sociedad que son las que definen qué roles deben cumplir las personas en su vida.

“A las mujeres desde hace mucho tiempo se les ha dado el rol de quienes cuidan y quienes hacen labores domésticas dentro del hogar, mientras que al hombre se le ha dado un rol de proveedor -quien lo sustenta”, explicó Paula Herrera, profesora de economía de la Universidad Javeriana durante la presentación virtual que hizo el DANE del informe sobre brechas de género en el Mercado Laboral en Colombia durante la Pandemia.


Foto tomada de: Shutterstock


No podemos negar entonces que la brecha de género en el ámbito de desempleo en nuestra nación siempre ha sido profunda y que con la emergencia sanitaria las cifras de mujeres inactivas aumentaron, pues muchas debieron dedicarse de tiempo completo a su hogar.


Pero, ahora con la reactivación de los sectores económicos y el regreso a clases de los alumnos, la mayoría desea vincularse nuevamente al mercado de trabajo.

Ante esto, el Estado deberá impulsar proposiciones que beneficien e intenten reducir ese abismo tan profundo que se ha hecho durante estos últimos años; propuestas como las que ofrece la Asociación Colombiana de BPO (Business Process Outsourcing), llamada BPrO junto a la vicepresidencia que se basan en la creación 4.000 vacantes para mujeres en este sector, son un gran ejemplo.


Sin embargo, se debe garantizar el desarrollo de las mismas, pues debemos recordar que, al día de hoy, los avances en cuanto a la reducción de la desigualdad de desempleo entre hombres y mujeres, han sido escasos, paulatinos e irregulares.


Esperemos entonces que el tiempo y las decisiones de los dirigentes sean eficaces y sus resultados se puedan evidenciar en las cifras.

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