Por: Heidy Melissa Céspedes
El 8 de marzo se viralizó en redes un video donde unas protestantes exigían que el cubrimiento de la marcha lo hicieran reporteras, es decir, solo mujeres que trabajaran en los medios de comunicación.
En medio de la protesta se acerca un camarógrafo de Noticias Uno para hacer tomas de los escenarios, situación a la que respondieron inmediatamente las mujeres, rechazando un encuentro mixto.
Hubo algo de caos en el momento, hasta que llegó la periodista y preguntó qué estaba pasando; las mujeres expresaron su inconformidad y pedían que fuera una mujer camarógrafa la que siguiera la marcha. El camarógrafo dijo: “Yo no tengo la culpa que no hayan mujeres”, palabras que generaron un revuelo en redes sociales.
¿No hay fotógrafas en Colombia?, ¿No hay camarógrafas en los medios?, ¿Por qué?, fueron cuestionamientos que surgieron después de la visualización del video.
El diario El Espectador realizó investigaciones acerca de esta polémica y se encontraron varias situaciones donde las mujeres son invisibilizadas. El 11 de septiembre Megafoto Colombia ofreció por redes sociales un diplomado en fotografía dictado por once hombres y una sola mujer.
Foto tomada de: Megafoto Colombia
A lo que se cuestiona ¿no hay mujeres capacitadas para estos temas o no son tenidas en cuenta? Los organizadores del evento llamaron “anormales” a las mujeres que se cuestionaron sobre la convocatoria y que llegaron a la conclusión de que ellas son “muy complicadas”. No hubo retractación por parte del grupo de realización del evento y el panel siguió.
Otro ejemplo fue, en el programa de fotografía La Voz de las Imágenes de UN Radio, un medio unido a la Universidad Nacional de Colombia, organizó un capítulo sobre fotolibros en el que hubo la participación de una mujer entre 11 invitados.
Hay mujeres del gremio que aseguran que la convocatoria del evento fue inequitativa y tenía un agravante y era que uno de los participantes era Augusto Gómez profesor de antropología de la misma universidad, que ha sido acusado recientemente por acoso sexual y está siendo investigado internamente.
Zully Soleto, la única mujer que participó en este evento, denunció en sus redes sociales que le cortaron la parte donde ella intervino.
Son estos espacios de diálogo que generan dudas si es realmente necesaria la participación equitativa entre hombres y mujeres para la realización de estos eventos en los que se debería exigir la inclusión de voces femeninas en los foros y entrevistas a los que son invitados.
Foto: Zully Soleto: Gimnasio de Arte y Cultura
Frente a esto, Irene Ballester, doctora en Historia del Arte y Máster en Estudios Feministas y de Género, coincide que “si no estamos presentes, si nuestra voz no se escucha, continuamos siendo invisibles. Nos tenemos que nombrar para existir. Es urgente que las voces femeninas se escuchen”.
De acuerdo con cifras del Ministerio de Educación entre 2001 y 2018 se han graduado 1.983 personas de programas académicos asociados a la fotografía. El 52% son hombres y el 48% mujeres, se evidencia que la carrera es estudiada en partes casi iguales, pero, en la vida profesional la desigualdad es evidente en el campo del reportaje gráfico.
Foto tomada de: La Flip
El Espectador también afirma que: “En Colombia, hay varias agencias internacionales de varios lugares del mundo que tienen fotorreporteros: AFP (Francia), EFE (España), AP (EE. UU.), Reuters (EE. UU.), Xinhua (China) y Anadolu (Turquía) son algunas de las más reconocidas, pero de ellas, aunque algunas tienen varios fotoperiodistas en distintas ciudades, solo Reuters tiene una fotógrafa: Luisa Fernanda González; todos los demás corresponsales son hombres”.
A juzgar por cifras de la compañía Comscore, Colombia no está tan alejada de esta situación en sus medios nacionales, pues, de enero a agosto de 2020, los medios más consumidos en el país fueron El Tiempo, Pulzo, Semana, El Espectador y Publimetro. 29 fotógrafos trabajan en estos medios, de los cuales sólo 6 son mujeres.
Gráfico de Cosmocore
Ante esto, en el programa de opinión Redacción al Desnudo, Fidel Cano, aseguró: “Reconozco que es una gran carencia no tener ni siquiera una fotoperiodista, (...), no es una crítica menor ya que es necesario siempre tener otros enfoque y miradas hacia donde dirigir el lente”.
En Colombia si hay reportería gráfica femenina, como ejemplo, Lliana Toro en sus trabajos relata dolorosos momentos en el auge del narcotráfico en los años ochenta; por otro lado, Natalia Botero denuncia el conflicto armado en Colombia por medio de sus fotografías.
Botero en una entrevista para la Radio Nacional de Colombia, afirma que "el ejercicio de la fotografía se convierte en un constante diálogo con nosotras mismas”.
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