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Foto del escritorLa Pluma

Con la fe intacta

Por: Heidy Céspedes


Don Álvaro Mejía, esposo de la señora Blanca López y padre de dos hijos, ha tenido que vivir durante siete años con un nudo en la garganta, la angustia y la desesperación de encontrar respuestas acerca del paradero de su hijo Andrés Felipe.


“Mi hijo es una persona muy dada a la gente, amable, culto, así lo hemos educado aquí en la casa”, cuenta el señor Álvaro.


El 8 de mayo de 2014, los padres de Andrés, en las horas de la mañana recibieron una llamada donde les informaban que su hijo llevaba desaparecido más de 72 horas; en la tarde los señores López Mejía llegaron al búnker de la fiscalía, donde los recibió en director del CTI, Julián Quintana; quien les explicó lo sucedido y añadió que, junto con un equipo de trabajo se realizó el Mecanismo de Búsqueda Urgente pero los resultados no fueron positivos.


Andrés Felipe era funcionario del CTI, el sábado 3 de mayo a las 3:00 a.m. le da un último adiós a su mamá y se dirige a la base aérea de Apiay, en el departamento del Meta, de ahí se encamina a la Macarena, donde lo estaría esperando el Comando Conjunto de Operaciones Especiales de las Fuerzas Militares para decirle los detalles de la misión contra la guerrilla de las Farc en la Serranía de Chiribiquete.


El lunes 5 de mayo, Andrés llamó a su jefe a la 1:50 de la madrugada y le informó de las últimas instrucciones que había recibido. Organizó todo el armamento necesario, las tres comidas y una ollita con tapa en un morral unido a un compañero. A las 3:30 el helicóptero que llevaba a Andrés Felipe junto con 18 integrantes más, despegó hacia su objetivo.


A las 4:00 de la mañana, una bomba en el corazón de la selva deja una marca en la guerra, minutos después, alrededor de 8 personas bajan por rapel, tocan tierra, aseguran la cuerda, era el turno de Andrés Felipe. Y entonces, sucede. El joven de 25 años quedó anclado a la cuerda y se enredó con las ramas de la copa de los árboles.


Las decisiones más difíciles se toman en situaciones así, el helicóptero tenía el combustible necesario para llegar a salvo a la base de Calamar, en el Guaviare, el piloto no tenía tiempo para seguir maniobrando, junto con la tripulación que quedaba allí dentro decidieron llevarlo por los aires, él iba inconsciente.


“Se fue descolgando intempestivamente, se fue descolgando poco a poco, cayó en la selva y desde entonces no volvimos a saber de él" relata don Álvaro.


En la misión murieron 4 subversivos y el fin era capturar al Excomandante de las Farc Carlos Antonio Lozada, actual Senador de la República de Colombia desde 2018.

Foto suministrada por: Infobae


En su comienzo este proceso fue llevado por un fiscal de Villavicencio, donde se comenzó con las investigaciones del paradero de Andrés, el fiscal ordenó una extensión en el tiempo prudencial. Esta labor de búsqueda no obtuvo resultados positivos.


Más adelante realizaron una Operación Alfa Faro en honor a las iniciales de Andrés Felipe, con una concentración de 15 a 20 días en la selva, la cual fue infructuosa.


"... Mientras a mí no me hayan entregado los restos de mi hijo, yo todavía no lo doy por muerto"

Al año la Operación Esperanza fue realizada con mayor preparación y cálculo, uso de drones, topógrafos y demás, no hubo resultados y fue la última actuación en conjunto con el ejército.


Luego de recabar testimonios de fuentes humanas, se planeó otra indagación, pero, por las condiciones del terreno no fue posible culminar la búsqueda. Debido a la pandemia este caso no ha tenido más actividad.


Actualmente los señores Mejía López hacen parte de la Fundación Desaparecidos Colombia Huellas de Cristal, donde realizan diversas actividades y han estado en varios medios de comunicación relatando aquel suceso que les ha quitado la tranquilidad por tanto tiempo. El mensaje para las autoridades y entes gubernamentales sigue siendo el mismo:


“Que se pongan las manos en el corazón y se metan en los zapatos de las familias desaparecidas… que no cierren esa puerta todavía… mientras a mí no me hayan entregado los restos de mi hijo, yo todavía no lo doy por muerto”.


Esta familia sigue con su fe intacta, convencidos de que pronto Andrés Felipe entrará a su habitación para darles un abrazo en recompensa de estos años y conocer a su sobrina.

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