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Jérrika Alejandra Aguilar Velásquez

Lo audiovisual más allá de la estética en el país del conflicto

Actualizado: 9 mar 2023

Hablar de paz, reconstrucción de memoria, conflicto, reconciliación y perdón se ha vuelto parte del panorama nacional, y desde que se dio la firma del Acuerdo de Paz en 2016, muchos de quienes no tuvieron voz por 50 años, salieron a contar sus historias.



En ese sentido, los diversos colectivos o grupos sociales se empezaron a mover, en específico el sector de las artes. Y son las artes en sus diferentes dimensiones las responsables directa o indirectamente de construir un puente para el diálogo y la convergencia. De eso precisamente habla uno de los capítulos del documental Nombrar lo innombrable: la palabra que huye a la muerte, realizado por la Comisión de la Verdad.


En un poco más de media hora, el episodio ‘Conversaciones sobre el arte y la verdad’ muestra las diversas aristas de lo que somos como sociedad después de los acuerdos y cómo el cine, la escritura, la música, la escultura, la fotografía y la pintura se unen para relatar las historias de una Colombia herida, pero dispuesta a continuar bajo el precepto del perdón con ánimos de un tiempo diferente.


En medio de un trabajo muy juicioso por parte de los realizadores, en la recopilación de 28 entrevistas a artistas colombianos, con diversas percepciones y formas de expresión, el producto audiovisual pone sobre la mesa la forma en la que la sociedad colombiana ha percibido el conflicto y ahora vive la paz.


También refleja cómo el arte es ese conector de mensajes que hacen un llamado a la construcción de memoria histórica e intenta hacer resistencia a un discurso de violencia, exclusión y narcoestado que ha sido contado desde fuera y complicado aún más el perdón entre los nacionales.


Por tal motivo, en medio de una forma sencilla, humilde de la imagen y los matices de la estética de lo audiovisual es válido afirmar que el documental es una buena pieza para hacer lectura de lo que es, de lo que ha sufrido y lo que vive Colombia, es un trabajo condensado en 36 minutos que logra hacer reflexionar al público. Su lenguaje es sencillo, la ambientación es muy cercana con el contexto y la temática.


Es importante resaltar que no es una pieza audiovisual con mayor definición o exploración en la imagen, pero en esa “falta de estética” deja un mensaje poderoso, y es que la producción audiovisual independiente no tiene mayor propósito que mostrar realidades, así no sean en 4K o HD.


La producción deja como enseñanza que el mensaje es lo más poderoso, ahora bien, el hecho de que el producto periodístico corresponda a un marco gubernamental o más bien fuera financiado bajo una organización de gobierno, no le quita lo real y honesto que es con la audiencia.


Una vez visto el episodio, queda responsabilidad en lo que somos, pensamos y creemos como colombianos en esta nueva construcción de país, es imposible que, ante las palabras de artistas e intelectuales, quien vea el material realizado por la Comisión de la Verdad, deje de ver al otro desde la orilla del río. En este sentido, el consumidor o público de este tipo de material, no debe esperar mayor dinamismo, producción o “efectos” en la forma en que se desarrolla lo visual, pero sí debe exigir y salir extasiado de reflexión frente a lo que es la verdad en un Estado del conflicto.


Al finalizar el documental puede quedar con más preguntas que respuestas, pero también lo puede convencer de la necesidad del arte en una nación tan golpeada y herida como la nuestra, así como pensando en lo que consume como arte, analizando si los discursos de la industria del espectáculo lo han alimentado todo este tiempo de un mensaje de odio el cual es contrarrestado por el arte y la cultura (alternativa).



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